La transmisión perinatal del VIH.



                                                
En este trabajo hablare de uno de los virus más expandidos en nuestra ciudad, se trata del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), muchos tenemos varias preguntas acerca de cómo una mujer embarazada con SIDA va a dar alumbramiento a un bebé sin poder trasmitir su enfermedad o  cómo va a desarrollarse el bebé en el estado en que encuentra la madre, como debe cuidarse la madre en ese estado y el bebé para poder crecer sanos.
También la lactancia y el cuidado que tendrá el bebé durante y después del parto son muy importantes para que el bebé pueda nacer sano y con pocas probabilidades para que pueda contagiarse además que también influye mucho la alimentación de la madre para el sano crecimiento de ambos.



Transmisión perinatal del VIH. 


La transmisión parenteral puede ocurrir en receptores de sangre y hemoderivados. Se calcula que existe un 95% de riesgo de infección al transfundir una unidad de sangre o factores de la coagulación contaminados por el VIH (CDC, 1998). El riesgo de transmisión parenteral en usuarios de drogas por vía endovenosa al utilizar material contaminado es del 0.67% por exposición (Kaplan, 1992). En el personal sanitario, al manipular agujas contaminadas, el riesgo aproximado es del 0.4% por exposición, dependiendo del tamaño y la localización delinóculo (Tokars, 1993) y menos comúnmente por exposición a nivel de mucosas (Hessol, 1989).
Los patrones de transmisión son variables según la región geográfica debido a factores de tipo socioeconómico, así en regiones donde la prevalencia de la infección VIH es mayor, el riesgo de transmisión profesional u hospitalaria es mayor que en regiones donde la prevalencia es menor (Consten, 1995). Además en los países en vías de desarrollo, en los que la prevalencia de la infección por VIH es mayor, existen escasos recursos para implementar de forma adecuada los mecanismos de protección (Gilks, 1998).

Al igual que otros agentes infecciosos, el VIH puede transmitirse al feto intraútero a través de la placenta, por colonización fetal en el momento del parto y a través de la leche materna. Para conocer cuáles son los principales factores de riesgo de transmisión vertical debemos conocer las principales vías de transmisión del virus y la importancia de cada una de ellas.


Transmisión transplacentaria.

Este mecanismo de transmisión perinatal del VIH fue el primero en conocerse desde el inicio de la difusión de la enfermedad. En los estudios de Lapointe (Lapointe, 1985) y de Jovaisas (Jovaisas, 1985) en 1985 se llega a demostrar la presencia del VIH en tejido fetal, el primero enun prematuro de 28 semanas cuya madre falleció por SIDA terminal a las dos horas del parto y el segundo en un feto de 20 semanas nacido de madre seropositiva. Posteriormente, Sprecher en 1986 (Sprecher, 1986) aisló el virus en líquido amniótico y en el timo de un feto de 16 semanas. Otros hechos que abogarían por la posible transmisión transplacentaria serían, la presencia del virus en sangre periférica en la primera semana de vida en recién nacidos infectados y la rápida progresión de la enfermedad en algunos niños, lo que demostraría que la infección se ha adquirido en etapas recientes de la gestación. Tras estas evidencias, todos los autores aceptaron la vía transplacentaria de la transmisión, creyendo que se produce entre las semanas 15 y 20 de gestación (Jovaisas, 1985; Sprecher, 1986) aunque en algunos casos el virus había sido aislado con anterioridad, por ejemplo, en vellosidad Introducción 64 corial en la 8ª semana de amenorrea (Lewis, 1990). El virus también ha sido aislado a partir de cultivos placentarios (Hill, 1987).
La transmisión transplacentaria puede producirse de tres formas distintas: por transferencia del virus libre en casos con antigenemia materna positiva, por el paso de linfocitos o macrófagos portadores del provirus en su material genético de la madre al feto (Shafer, 1988) y a través de una infección primaria de la placenta con posterior transmisión fetal, estando involucradas las llamadas células de Hofbauer (macrófagos placentarios) debido a su elevada concentración en placenta y por poseer receptores CD4 en su membrana (Shafer, 1988).


 Transmisión intraparto.

Este tipo de transmisión se produce en el momento del paso fetal a través del canal del parto, de forma similar a los casos de infección por herpes virus genital. Se ha aislado el VIH en las secreciones vaginales de mujeres infectadas (Wofsy, 1986), encontrándose asimismo hasta un 3% de células linfocitarias conteniendo antígenos p-17 y p-24 en dichas secreciones (Sprecher, 1988). No se ha conseguido, sin embargo, la replicación viral in vitro en tejido vaginal, obtenido por histerectomía tras exposición prolongada con VIH (Sunstrum, 1989). Una circunstancia a favor de esta vía es que en los casos de gestaciones gemelares se afecta con más frecuencia el primer gemelo (Goedert, 1991), por lo que parece demostrada la importancia de esta vía en la contaminación-infección fetal. El hecho de que se intercambie sangre materna y fetal en el momento del parto es otro factor a considerar como vía de transmisión del VIH (Newell, 1990). Introducción 65 Otras evidencias que demuestran la importancia de esta vía son, la ausencia del virus en sangre periférica en el 50% de los recién nacidos infectados en la primera semana de vida, la disminución de la transmisión vertical mediante la realización de cesáreas electivas, los bajos niveles de transmisión al administrar Zidovudina a la madre en las últimas semanas de gestación, en el parto y al neonato, la existencia de dos patrones de progresión de la enfermedad en los recién nacidos infectados y la ausencia de malformaciones congénitas que se podrían producir por la acción directa del virus en las primeras etapas de la gestación.

 Transmisión a través de la lactancia materna.

El VIH ha sido aislado en la fracción celular del calostro humano (Thiry, 1985). La posibilidad de transmisión vertical de la infección mediante lactancia ha sido demostrada en aquellos casos en que la infección materna ha sido adquirida por transfusión en el postparto presentando el neonato posteriormente seropositividad (Oxtoby, 1988; Ziegler, 1985). Algunos trabajos indican la posibilidad de que puedan existir determinados factores que favorezcan la transmisión del virus a través de la leche materna. Así, la presencia de células infectadas o el déficit de sustancias antiinfecciosas en la leche, o ambos factores, pueden facilitar esta transmisión (Van de Perre, 1993). A pesar del gran número de trabajos realizados sobre el tema, siguen existiendo dudas respecto al papel de esta vía de transmisión, así Blanche (Blanche, 1989) y Ryder (Ryder, 1989) encuentran altas tasas de transmisión en los niños con lactancia materna mientras que Hutto (Hutto, 1991) encuentra sólo un leve y marginal aumento de la transmisión vertical. En el Europen Collaborative Study -ECS- (ECS, 1992) el riesgo de transmisión en niños con lactancia Introducción 66 materna fue del 31%, significativamente superior al riesgo de los niños con lactancia artificial (11%). La OMS (WHO, 1987) recomienda la necesidad de valorar los beneficios de la lactancia materna con respecto al riesgo adicional de transmisión vertical, sobre todo en el ámbito de los países en vías de desarrollo, donde la introducción de fórmulas lácteas podría acarrear más problemas de malnutrición y otros trastornos gastrointestinales graves. Han sido varios los intentos para cuantificar cuál de las tres vías de transmisión tiene mayor importancia, y se han usado distintos modelos metodológicos. Uno de los primeros modelos fue el utilizado por Rouzioux y colaboradores (Rouzioux, 1995), usando el modelo matemático de Markov y los resultados de 95 niños infectados nacidos de madres seropositivas para el VIH y no alimentados con lactancia materna. Hicieron una estimación del momento de la transmisión, el tiempo desde el nacimiento hasta el momento de la detección del virus y el tiempo desde el nacimiento hasta la seroconversión. El modelo indicó que aproximadamente el 35% de las infecciones neonatales se producían intraútero y el 65% restante lo hacía en las etapas cercanas al parto o intraparto. Posteriormente otros autores, usando diferentes métodos encontraron resultados similares (Chouquet, 1997; Dunn, 1995; Kalish, 1997; Kuhn, 1996). Independientemente de los métodos estadísticos utilizados, todos estos datos sugieren que en aquellas poblaciones con lactancia artificial, aproximadamente una cuarta parte o un tercio de los niños infectados lo han sido intraútero.

Efectos de la infección sobre el embarazo.

Al igual que sucedió cuando nos preguntábamos si el embarazo alteraba el curso de la enfermedad, era fácil pensar que podría ocurrir lo mismo en el caso contrario, es decir, si la Introducción 80 enfermedad pudiese alterar el curso del embarazo.
Así como sucede en otras enfermedades víricas que puedan afectar al embarazo, con el virus del SIDA ha sucedido algo similar. Se ha llegado a comunicar abundante patología relacionada en mayor o menor medida con la infección por VIH, por ejemplo: aborto, muerte intrauterina, malformaciones congénitas, retraso del crecimiento intrauterino, parto prematuro, etc., algunas de ellas relacionadas, estrechamente, con el estado inmunitario de la gestante, es decir, cuanto peor era éste, mayores eran las posibilidades de que hicieran su aparición.
 Dado que el virus de la inmunodeficiencia humana puede llegar al embrión en etapas muy tempranas de su desarrollo, se llegó a sugerir que era capaz de producir una embriopatía, que incluso llegó a ser descrita tras los estudios de Marion (Marion, 1986), pero que posteriormente fue rechazada. Una de las patologías observadas en las pacientes gestantes infectadas por el VIH ha sido la aparición de abortos espontáneos. Existen autores que informan no encontrar una mayor incidencia de esta patología al compararla con la población seronegativa, incluso del mismo nivel socioeconómico (van Benthem, 2000), pero otros comunican que la infección vírica actuaría directamente sobre el timo fetal y es posible que esta agresión contribuyera a un rechazo inmunitario del feto, por un disbalance entre las citoquinas fetales y maternas T1 y T2, importantes en la progresión de la enfermedad (Shearer, 1997).

Los resultados adversos durante el embarazo pueden ocurrir secundariamente a procesos subyacentes (o a su tratamiento), como también, por razones desconocidas. Aproximadamente, el 10% de los embarazos en Estados Unidos finalizan prematuramente, siendo el parto pretérmino la principal causa de morbimortalidad perinatal. Los datos Introducción 81 acumulados hasta la actualidad demuestran que cuanto más avanzada se encuentre la enfermedad, mayores complicaciones se observan durante el embarazo. Así, se han relacionado niveles bajos en el recuento de linfocitos CD4, con determinadas patologías obstétricas, como la prematuridad. Landesman, en 1996 publicó que aquellas pacientes con recuentos de CD4 inferiores al 29% tenían un mayor riesgo de desencadenar un parto prematuro (Landesman, 1996; St Louis, 1993).

  

Parto en la paciente infectada por el VIH.

El parto en la paciente seropositiva para el virus de la inmunodeficiencia humana, debe ser considerado un parto de riesgo elevado, y debe ir dirigido a intentar minimizar al máximo el riesgo de transmisión perinatal y evitar las posibles complicaciones maternas y fetales. Tras el análisis de los estudios más importantes, publicados hasta la actualidad, parece ser que existe cierta unanimidad en el papel protector de la cesárea electiva para la disminución de la transmisión vertical durante el periodo periparto o intraparto.

Esta efectividad está clara en aquellas pacientes con carga viral detectable, o en aquellas que desconocemos su carga viral y no están recibiendo ningún tipo de terapia antirretroviral, pero no parecer estar tan claro en las gestantes con carga viral indetectable y que reciben terapia antirretroviral combinada de alta eficacia, de ahí que en estos momentos, la mayoría de autores resalten la importancia de realizar una determinación de la carga viral previa al parto para así poder decidir entre la cesárea electiva o el parto vaginal. En pacientes seropositivas para el VIH, la morbimortalidad materna es mayor después de un parto mediante cesárea, que tras el parto vaginal. Las complicaciones infecciosas postparto (endometritis, infección de la herida quirúrgica), son aproximadamente de 5 a 7 veces más frecuentes después de una cesárea urgente (Hebert, 1999; Nielsen, 1983).
Las complicaciones después de una cesárea electiva o programada, antes del inicio del parto, se situarían en una zona intermedia entre la cesárea urgente y el parto vaginal (Gregory, 1998; Van Ham, 1997).
Existen varios factores que pueden contribuir a una mayor aparición de complicaciones, entre Introducción 91 los que cabe destacar, el bajo nivel socio-económico, las infecciones genitales, la obesidad o la malnutrición, el tabaco y el tiempo prolongado de amniorrexis. Las complicaciones del parto por cesárea en las pacientes infectadas por el VIH han sido similares en frecuencia y magnitud, a las ocurridas entre mujeres no infectadas por el virus. En el estudio randomizado Europeo del tipo de parto (European Mode Of Delivery Trial – MOD-) no se produjeron complicaciones mayores en el grupo randomizado a cesárea (ECS, 1999).

Las complicaciones que aparecieron con mayor frecuencia fueron: fiebre postparto en el 1,1% de pacientes con parto vaginal y en el 6,7% en el grupo de cesárea (p: 0.002), y la anemia postparto se produjo de forma similar en ambos grupos. Otros estudios no han demostrado un mayor índice de complicaciones, salvo las expuestas anteriormente en el Colaborativo Europeo (Read, 2001; Watts, 2000). Considerando los datos actuales, la cesárea electiva en la paciente gestante infectada por el VIH, comparada con el parto vaginal, no parece estar asociada, a una mayor frecuencia de complicaciones que las que ya suelen aparecer en pacientes seronegativas para este virus. La decisión de practicar una cesárea electiva para la finalización de la gestación en una paciente infectada por el virus de la inmunodeficiencia humana, debe realizarse de acuerdo a una serie de parámetros. Estos parámetros incluyen: el control prenatal seguido hasta ese momento, la presencia o ausencia de tratamiento antirretroviral, el estado inmunitario materno, el conocimiento de los niveles de carga viral y la información que ha recibido la gestante. Tras la publicación de las recomendaciones realizadas por el CDC (Perinatal HIV Guidelines Working Group, 2002) podemos diferenciar distintos escenarios: Introducción 92 a) Escenario A: gestante de la que conocemos su positividad VIH, que acude a control prenatal de forma tardía (>36 semanas), sin terapia antirretroviral previa y que tanto el nivel de CD4 como el de su carga viral es desconocido antes del parto.
 En este caso se debe iniciar tratamiento con ZDV, según el protocolo 076 y aconsejar a la paciente la realización de una cesárea electiva, informándola de las posibles complicaciones y riesgos, en cuanto a transmisión vertical y efectos secundarios de la cesárea. La cesárea se realizará a las 38 semanas de gestación, iniciándose perfusión endovenosa de ZDV 3 horas antes de la intervención. Al recién nacido se le administrará zidovudina durante 6 semanas postparto y se evaluará a la paciente para posterior tratamiento antirretroviral. b) Escenario B: Gestante infectada por el VIH, controlada y bajo tratamiento antirretroviral de alta eficacia, en la que los niveles de carga viral permanecen por encima de 1000 copias/ml a las 36 semanas de embarazo. En este caso la cesárea electiva proveerá una disminución del riesgo de transmisión vertical a la paciente, realizándose del mismo modo que en el escenario anterior.

                                                                              CONCLUSIÓN

En este trabajo podemos concluir que una mujer en estado de gestación con el virus del VIH puede llevar un embarazo controlable siempre y cuando se trata a tiempo y se haga los estudios que se requieran para que los doctores le hagan saber los cuidados y tratamientos que debe seguir en ese estado y para cuidar el bebé el doctor tendrá que analizar que es más conveniente que el parto sea cesárea que natural ya que así pueden proteger más al bebé de contagiarse y que la madre debe tener ciertos cuidados con la lactancia ya que si lo hace no debe exceder los seis meses de lactancia y llevar ciertos cuidados y que sus senos este sanos para su amamantar al bebé.
Que es mejor que una mujer se haga su prueba de VIH en estado de gestación para que pueda recibir los medicamentos apropiados para su gestación y desarrollo ya que de no hacerlo esto puede llevarla a la muerte igual que al bebé, estudios han detectado que los niños sin tratamientos solo viven de 3 a 5 años mientras que otros pueden vivir casi una vida normal siempre y cuando reciban siempre sus tratamientos.

                                                                             REFERENCIAS

http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/4590/app1de1.pdf
https://expansion.mx/salud/2012/12/02/la-mitad-de-ninos-con-vih-viven-solo-de-dos-a-tres-anos-sin-tratamiento
https://www.20minutos.es/noticia/2391784/0/ninos-vih/espana-adultos/virus-estigma-social/
http://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0001-60022001000200002

   


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